Bonita luna.
Hemos llegado al glaciar y nos equipamos.
Un poquito de agua.
Bonita grieta.
Seguimos.
Desfile de cordadas.
Bien por el dueño de la escalera.
Poco a poco......
Parece pero no es.
Todavía queda glaciar.
Otra grieta.
!Qué sonriente¡
Otras cordadas.
Algunos despistados.
Seguimos hacia la cumbre.
Ya no falta mucho.
Vistas desde el inicio de la masa rocosa.
¿Dónde está la cima?
Otra bonita grieta.
Otra cordada.
Iniciamos la trepada final.
Bonito ¿Eh?
Seguimos trepando.
!Ánimo, que ya falta poco¡
Bonito, ¿Verdad?
Otro poco de escalera.
Está bien puesta.
Y seguimos....
Casi estamos.
Falta poco.
Otra trepada más.
Aparece la imagen de la virgen.
El paso final.
Poco a poco y sin prisas.
Ya casi estamos.
Ya ha pasado otro más.
Casi, casi, hemos llegado.
Estamos tocando la cima.
Foto de familia.
Otra foto.
Bonita cima, ¿Verdad?
Hacía frío y se notaba el cansancio.
El tejano también tiene derecho a salir en las fotos.
El mundo a nuestros pies.
Dicen que es la Virgen de las Nieves, o sea, Edurne. !Vaya idea¡
Cazador cazado.
Disfrutando de las vistas.
Otra foto de familia.
Saludos cimeros.
Vaya idea de subir la imagen de una virgen a 4.000 metros.
Ya teníamos previsto levantarnos temprano para iniciar la ascensión al Gran Paradiso. Tengo mis dudas al respecto. Entiendo que los glaciares están más duros y hay menos riesgo de grietas y que los puentes de hielo están más sólidos, etc. etc., pero además de todo esto........ ¿Cuánto hay de física y cuánto de tradición? Entiendo que estos glaciares es necesario cogerlos un poco dormidos, más vale. Cuanto más tarde los atraviesas peor están. La diferencia es notable entre la subida y la bajada. Parece claro que la necesidad de madrugar está plenamente justificada. Por todo ello, nos levantamos a las cuatro de la madrugada. Parecía que acabábamos de acostarnos.
Nos lavamos un poco, nos vestimos y a desayunar. Recogimos todo el instrumental, mochilas, piolet, crampones, etc. y hacia arriba. Con el frontal puesto y sin luna, mucho no se apreciaba. Seguimos avanzando por una zona entre glaciares hasta llegar al borde de uno de ellos.
Nos paramos para ponernos los crampones, encordarnos, etc. Serían cerca de las 6 horas y comenzaba a clarear. Esto ya era otra cosa. Podíamos guardar los frontales. Empezamos a caminar glaciar arriba mirando las grietas y rodeándolas. Algunas eras preciosas, con unos fondos de color azul precioso, su columnas de hielo, etc. Algunas de ellas parecían grandes galerías perfectamente diseñadas.
En fin, bastantes horas atravesando glaciares. Normalmente y a esa hora están muy duros (menos mal) y el caminar se hace pesado. Se cansa bastante más que subiendo sin crampones y sin glaciar. Normalmente la subida no era excesivamente pendiente, pero de vez en cuando aparecían los metros de desnivel y éstos se notaban. Nos juntamos con varias cordadas, algunas de ellas venían desde otro refugio. Llegamos a un punto en el que comentamos que volveríamos por el camino del otro refugio y por tanto pasaríamos por otro glaciar. Uno del grupo comenta en ese momento, que él pensaba que volvíamos por el mismo refugio y que había dejado material en el mismo. !Pequeña bronca¡. Al final decidimos volver al refugio Chabod. El interfecto comenta que no le importaba por lo que había dejado en el refugio y que podíamos seguir el camino previsto. Al final y por mayoría decidimos volver por el mismo sitio.
Poco a poco seguíamos subiendo. La verdad es que casi todo el desnivel estaba bastante junto. Se me hacía bastante duro. Al final llegamos a la base rocosa de la cima y pudimos quitarnos los crampones. Sólo nos quedaba la trepada final de rocas. Se apreciaba la imagen de la virgen en la cima. Había bastante gente y tuvimos que esperar un poco hasta que bajase un cordada de tres chicas que bajaban con cierta dificultad.
Ángel, muy cortés él, se ofreció a ayudarles. Curiosamente siempre le ayudaba a la que parecía estar más buena. Después de ciertos roces y contactos, siempre en función de la seguridad, por supuesto, pudieron bajar a la zona menos aérea.
Ya con el camino libre pudimos subir a la cima. Nos encontramos con un chico italiano que subía con una cámara de buen tamaño. Parece que estaba filmando algún documental. Nos pidió que le permitiéramos que nos filmase y continuó con su trabajo. Al final él nos sacó la foto de familia de la cumbre. Después de contemplar las preciosas vistas, descansar un poco y comer algunos frutos secos, etc., iniciamos el camino de vuelta.
Era lo mismo que habíamos subido pero al revés. Se notaba el cansancio. Ya en el glaciar pudimos quitarnos bastante ropa de abrigo para poder continuar. Nuevamente al salir del glaciar pudimos quitarnos crampones, cuerda, etc. y por lo menos algo aliviaba. Pero, todavía nos quedaba llegar al refugio, picar algo en el mismo, rehacer las mochilas, etc. y seguir bajando hasta la carretera del valle donde teníamos el coche. Aunque el camino era muy bueno, la bajada era larga y las piernas pesaban.
Al final llegamos al coche y nos dispusimos a buscar sitio para cenar y dormir. En el mismo valle encontramos un pequeño hotel que también era camping. Nos dieron bien de cenar y esa noche tuvimos cama de verdad y sábanas.
!Todo un lujo¡
Después de una reconfortante ducha, cena, sobremesa y a roncar.
!Nunca mejor dicho¡
Salimos del refugio de Chabod sobre las 5 horas y volvimos a la carretera de valle a las 18 horas. El tiempo que empleamos para subir y bajar, es decir, tiempo en movimiento fue de 7 horas y 45 minutos para hacer unos 16,9 kilómetros.
El desnivel acumulado en ascenso ha sido de 1.320 metros y el acumulado en descenso de 2.280 metros.
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