













































Todo el camino me resultó bastante duro, aunque precioso.
Era una experiencia nueva, para mí.
Conocía los "glaciares" del Pirineo, había pasado bastantes veces por los neveros con crampones, pensaba que conocía lo que era caminar con crampones.
!Sí, sí¡ !Esto es otro mundo¡
La grandiosidad de los glaciares, su majestuosidad hacen que te sientas pequeño, muy pequeño. Las grietas que ves se han formado, la forma en que se mueven, la inquietud que sientes al cruzar esas mismas grietas por los puentes de hielo.........
!Todo eso hace que la adrenalina fluya con fuerza¡
Si a todo ello le unes que, normalmente, tienes bastantes pasos aéreos de trepada para subir a las cimas, que ninguna cima es fácil, que cualquiera de ellas requiere un esfuerzo considerable.........., te das cuenta que estás en los ALPES.
Bueno, dejando aparte este paréntesis, seguiré comentando que después de horas caminando por el glaciar llegamos a la base de la aguja. Nos quitamos los crampones, piolet, bastones, mochila y demás y nos dispusimos a trepar hacia la cima. La trepada no era difícil, pero requería bastante atención. Seguíamos enconrdados y de esta forma llegamos a la cima. Tomamos las fotos de rigor, Ángel sacó un termo con té caliente que reconfortaba y al rato iniciamos el descenso. Nos equipamos nuevamente con crampones y demás y volvimos hacia el refugio pero bordeando la aguja por otro glaciar. Llegamos al refugio y después de un pequeño refrigerio nos pusimos nuevamente en marcha hasta el valle. Esta vez, en lugar de coger el camino habitual hacia el Col de Balme, bajamos directamente hasta el pueblo de Le Tour.
!Buena bajada¡ Por si nos faltaba algo para terminar bien, hicimos un "bajadón" de más de 2.000 metros. En fin, todo sea por la "pasta". Llegamos al pueblo con muchas ganas de tomarnos unas "birras". Rápidamente recogimos todo en la "furgo" y nos dirigimos al albergue, con intención de ducharnos, descansar y cenar, ya que mañana sería otro día.
Salimos del refugio sobre las 5,45 horas y llegamos al pueblo de Le Tour sobre las 17,30 horas.
Estuvimos 6 horas y 30 minutos en movimiento para un recorrido de una longitud de unos 13 kilómetros.
El desnivel acumulado en ascenso ha sido de 890 metros y de 2.098 metros en descenso.
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