Iniciamos camino a la Alcazaba.
El terreno era totalmente pedregoso.
Más y más piedras.
Algo de nieve en las laderas.
Un "kairn" bien puesto.
Parte de siete lagunas.
Nos sigue tocando caminar por nieve.
Al fondo el Peñón del Globo y la Alcazaba.
No se acaba de ir la nieve.
Piedras y más piedras.
Buen empacho de piedras. 
Feliz en la cima.
En lo alto de la Alcazaba.
Bajando hacia siete lagunas.
Mirando por si nos falta alguna piedra que otra por pisar.
Una vista panorámica.
Al fondo algunos lagos de Siete Lagunas.
Flore endémica de la zona.
Bonito lago para el disfrute.
!Bastante disfrute¡
!Qué no ha llovido¡
Amanecimos como siempre, cielo azul, temperatura agradable y bonitas vistas.
Hoy teníamos intención de hacer una excursión semi-circular a la Alcazaba, pasando por Siete Lagunas. Teníamos el "track" pero viendo que nos hacía subir por lugares similares al "tipo" anterior del tacto rectal, optamos por no hacerle ni puñetero caso e iniciar la subida por la zona por donde habíamos bajado el día anterior del Mulhacén.
La diferencia era bestial, la subida mucho más cómoda y agradable e incluso el paisaje mejoraba.
Llegamos a la zona de Siete Lagunas y nos paramos a comer algo y reponer las cantimploras, ya que todavía nos acordábamos del día anterior. El paisaje y los lagos eran muy bonitos y nos parecía que el camino que nos podía conducir a la Alcazaba era bastante evidente.
Comenzamos a subir y ya los tramos de ascensión antes de la Alcazaba eran un gran caos de piedra suelta en la que era muy difícil encontrar el sendero menos malo. La ascensión se hacía cada vez más dificultosa y el Cojo de Alburquerque optó por llegar cerca del Peñón del Globo y comenzar el descenso, ya que el tipo de terreno era horrible para su rodilla.
Acompañado por su gran valedor en todas las etapas, comenzaron a descender hasta la zona de Siete Lagunas.
Los compañeros continuaron hasta la Alcazaba y llegaron a su cima una media hora después.
Ya en la zona de las lagunas paramos unos minutos a comer algo y esperar al resto del grupo para su reagrupamiento. No vimos nada y continuamos camino.
Seguíamos avanzando y mirando, ya que posiblemente nos alcanzarían sin problemas, pero no conseguimos distinguirles.
Poco a poco y con los móviles encendidos, por si acaso, seguimos descendiendo hasta el refugio.
Intentábamos llamarles por teléfono, pero lo tenían apagado. Al final llegamos al refugio y ellos habían llegado unos minutos antes, ya que descendieron atajando por la zona de la torrentera famosa.
Al final todos juntos, nos dirigimos a las duchas, nos volcamos con las "birras" y nos relajamos un poco esperando la hora de la cena.
Lo cierto es que normalmente nos acostábamos sobre las diez de la noche, ya que estábamos bastante cansados.
Casi siempre teníamos conciertos nocturnos, un día uno estaba un poco más inspirado que otro y ejercía de solista y el resto le hacían los coros, otra noche intentábamos interpretar alguna obra del Orfeón Donostiarra para carraca y orquesta, pero lo que ninguna noche faltaba era los instrumentos de viento, podía fallar algo de cuerda e incluso percusión, pero el viento tenía asegurada su presencia.
Afortunadamente no había mucha gente en el refugio y la que había no estaba muy cerca.
Nuevamente salimos del refugio sobre las 8,15 horas y volvimos al mismo sobre las 18 horas.
El tiempo efectivo empleado en la excursión ha sido de unas 7 horas y 40 minutos, a una media de 2,6 kms./hora.
El tiempo dedicado a "hamaiketako", almuerzo, descansos, fotos, etc., ha sido de unas 2 horas.
El desnivel acumulado tanto en ascenso como en descenso ha sido de unos 1.150 metros.
La longitud total de la excursión ha sido de unos 19,1 kms.
Hoy teníamos intención de hacer una excursión semi-circular a la Alcazaba, pasando por Siete Lagunas. Teníamos el "track" pero viendo que nos hacía subir por lugares similares al "tipo" anterior del tacto rectal, optamos por no hacerle ni puñetero caso e iniciar la subida por la zona por donde habíamos bajado el día anterior del Mulhacén.
La diferencia era bestial, la subida mucho más cómoda y agradable e incluso el paisaje mejoraba.
Llegamos a la zona de Siete Lagunas y nos paramos a comer algo y reponer las cantimploras, ya que todavía nos acordábamos del día anterior. El paisaje y los lagos eran muy bonitos y nos parecía que el camino que nos podía conducir a la Alcazaba era bastante evidente.
Comenzamos a subir y ya los tramos de ascensión antes de la Alcazaba eran un gran caos de piedra suelta en la que era muy difícil encontrar el sendero menos malo. La ascensión se hacía cada vez más dificultosa y el Cojo de Alburquerque optó por llegar cerca del Peñón del Globo y comenzar el descenso, ya que el tipo de terreno era horrible para su rodilla.
Acompañado por su gran valedor en todas las etapas, comenzaron a descender hasta la zona de Siete Lagunas.
Los compañeros continuaron hasta la Alcazaba y llegaron a su cima una media hora después.
Ya en la zona de las lagunas paramos unos minutos a comer algo y esperar al resto del grupo para su reagrupamiento. No vimos nada y continuamos camino.
Seguíamos avanzando y mirando, ya que posiblemente nos alcanzarían sin problemas, pero no conseguimos distinguirles.
Poco a poco y con los móviles encendidos, por si acaso, seguimos descendiendo hasta el refugio.
Intentábamos llamarles por teléfono, pero lo tenían apagado. Al final llegamos al refugio y ellos habían llegado unos minutos antes, ya que descendieron atajando por la zona de la torrentera famosa.
Al final todos juntos, nos dirigimos a las duchas, nos volcamos con las "birras" y nos relajamos un poco esperando la hora de la cena.
Lo cierto es que normalmente nos acostábamos sobre las diez de la noche, ya que estábamos bastante cansados.
Casi siempre teníamos conciertos nocturnos, un día uno estaba un poco más inspirado que otro y ejercía de solista y el resto le hacían los coros, otra noche intentábamos interpretar alguna obra del Orfeón Donostiarra para carraca y orquesta, pero lo que ninguna noche faltaba era los instrumentos de viento, podía fallar algo de cuerda e incluso percusión, pero el viento tenía asegurada su presencia.
Afortunadamente no había mucha gente en el refugio y la que había no estaba muy cerca.
Nuevamente salimos del refugio sobre las 8,15 horas y volvimos al mismo sobre las 18 horas.
El tiempo efectivo empleado en la excursión ha sido de unas 7 horas y 40 minutos, a una media de 2,6 kms./hora.
El tiempo dedicado a "hamaiketako", almuerzo, descansos, fotos, etc., ha sido de unas 2 horas.
El desnivel acumulado tanto en ascenso como en descenso ha sido de unos 1.150 metros.
La longitud total de la excursión ha sido de unos 19,1 kms.
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