Hay algunos días que los pronosticadores del tiempo deberían dejar las isobaras y probar con unas cartas del tarot.
Mi intención, en principio, era subir a Guadalupe un poco antes de llegar a Punta Biosnar y de paso probar el estado del pie, de la rodilla, etc., etc.
El pie sigue igual que siempre (me duele), la rodilla no me duele pero parece que es prestada.
!En fin¡
!Qué le vamos a hacer¡
Llegué a San Pedro y después de pasar a San Juan y prepararme para comenzar la travesía, en el mismo muelle de San Juan me encuentro con un personaje un tanto peculiar. Mochila pequeña colgando de un solo brazo, tripa tamaño embarazo de 8 meses, pantalón corto (8 horas y 10 grados), zapatillas deportivas y sin calcetines y lo peor de todo es que empezó a preguntarme a dónde iba, por dónde, si pasaría por el túnel, etc., etc. y encima me acompañó un tramo largo porque él quería recoger unas cuantas hierbas para hacer ungüentos.
Al final pude desembarazarme de él en las primeras rampas de subida al semáforo, ya que parece ser que las cuestas no le gustaban mucho.
Poco a poco seguí subiendo y después de cruzar la cresta del gallo comencé a bajar hacia el mar hasta la zona del famoso "Gran canto".
Poco a poco seguí subiendo y después de cruzar la cresta del gallo comencé a bajar hacia el mar hasta la zona del famoso "Gran canto".
Desde allí el camino me hacía bajar y subir varias "errekas" sin mayor valor añadido, por lo que opté por seguir en la ladera ganando algo de altura para posteriormente bajar hacia la zona de la famosa "Aguja fálica", lo del ave picuda, etc. y posteriormente llegar a la txabola de la Cala Azabaratza.
Estaba cruzando la famosa placa de piedra que lleva hasta la txabola de la cala cuando sale a mi encuentro un perro, tipo mastin, con una mala leche de mucho preocupar y que además comienza a cruzar la placa en dirección a donde yo estaba y con intenciones bastantes aviesas.
Saco los bastones y comienzo a tranquilizarle, le dejo que me huela y se acostumbre aunque no deja de ladrar y gruñir. Al poco aparece su dueño y le llama. Parece que la cosa se tranquiliza, por lo que el perro y yo continuamos camino en dirección a la txabola. Cuando llego a la altura de la txabola el perro comienza a ladrar nuevamente y con intenciones todavía peores que antes y encima está a punto de morderme. Vuelve a salir su dueño y le llama, aunque el perro no parece hacerle mucho caso porque sigue en sus trece. El dueño tenía "pinta" de "fumao" o igual era así por naturaleza, pero lo que está claro es que ni el perro ni él estaban en su mejor momento a nivel psicológico. Procuré apartarme de la txabola lo más posible y seguí mi camino para evitar mayores problemas, pero así y todo, cuando ya me había alejado unos 50 metros, todavía el perro intentó correr hacía mí con las mismas intenciones que antes.
Al final y teniendo en cuenta que el camino continuaba en subida, es posible que al perro le pasase lo mismo que al otro "pirao" del muelle de San Juan, por lo que esta vez se quedó en su sitio.
Después de pasar esta cala me quedaba seguir por esta zona de tipo playa antes de llegar a la grieta de Akerregi, por lo que opté por continuar subiendo en línea recta y buscando senderos, que a veces encontré y otras veces no, hasta llegar a la carretera. Hubo momentos que tuve que enfrentarme a zarzas, alambradas, etc. y no acabé muy bien parado. Ganaron las zarzas.
Una vez en la carretera seguí un rato por la misma hasta volver a subir por la ladera en dirección a las antenas, para desde allí llegar hasta un torreón, después al mirador actual y antiguo hostal para seguir en dirección a Guadalupe. Un pequeño descanso, reponer agua y verificar que me seguía doliendo el pie, la pantorrilla y el peroné.............
Unos minutos más tarde comencé a bajar por el camino del calvario en dirección al aeropuerto y después de llegar a la marquesina del autobús que está en Amute, en la parte final del aeropuerto, me senté a esperar al bus.
A los pocos minutos llegó el bus que me llevaría a Donostia, para dar por concluida la travesía de hoy, que aunque he sufrido un poco por el pie, ha sido muy bonita aunque no me haya acompañado el tiempo.
He comenzado a andar sobre las 8 horas en el muelle de Pasajes San Pedro y he terminado en la parada de autobús de Amute a las 16 horas y 15 minutos.
He utilizado un tiempo efectivo de 6 horas y 15 minutos a una media de 3,3 Kms./hora.
El tiempo dedicado a descansos, comidas, fotos, etc., ha sido de cerca 2 horas.
El desnivel acumulado tanto en ascenso como en descenso ha sido de unos 1.100 metros.
La longitud total de la travesía ha sido de unos 20,4 kms.