Inicio de la travesía.
Empezamos la subida con bastante niebla.
Subimos por encima de las nubes y nos encontramos con Beriain entre algodones.
A pesar de todo la niebla seguía.
Bonita ladera antes de alcanzar el Puerto de Lizarraga.
La Sakana cubierta de nubes.
Es un panorama que merece la pena apreciarlo.
Parece un regalo cubierto de algodones.
Aparece Beriain como surgiendo de entre las nubes.
¡Es muy bonito! ¿Verdad?
No nos cansamos de contemplar el paisaje.
Foto de familia.
En el Puerto de Lizarraga.
Otra vez La Sakana desde un poco más arriba.
Bonitos perfiles.
El último mohicano.
Los propietarios del terreno en su terraza particular.
Los mismos dueños en pleno vuelo.
El fondo del valle desde San Adrián.
En la cima de San Adrián.
Curiosidades micológicas.
Senderos de Urbasa. El amigo Xanti aprovecha la pista para leer algo que tenía pendiente.
Llegando a la sima.
Un claro en el bosque.
Bonitos senderos de Urbasa.
Más senderos.
Indicador para Santa Marina.
Son unos bosques preciosos.
Muy bonitos.
Bonitos de verdad.
Sin comentarios.
Tenemos a la vista Santa Marina.
La Sakana sin nubes.
Postes indicadores.
Otra zona de La Sakana.
En Santa Marina tomando decisiones sobre el lugar del almuerzo.
Iniciamos la bajada a Bakaiku.
Cerca de Bakaiku.
Hemos llegado al pueblo.
Al fondo la iglesia.
Casa solariega en Bakaiku.
Después de una serie de votaciones y cierta problemática sobre la validez de ciertos votos, nos decidimos por realizar la que estoy contando.
Quedamos citados en los lugares habituales sobre las 7,30 horas y nos dirigimos al punto de inicio de la excursión: Bakaiku.
El tiempo era fresco y al llegar al pueblo vimos que había bastante niebla pero que posiblemente en las zonas altas estuviese despejado.
Comenzamos a subir poco a poco comentando los temas habituales: Alakrana, la problemática de las ikurriñas de la Ertzanza, la ley de igualdad, etc.
Surgió un tema un tanto extraño que todavía no sé como salió. Estuvimos comentando sobre el inventor del radiador de los coches, argumentando que tuvo su idea contemplándose el escroto. El suyo o el de otro, ya que el sistema de refrigeración de los testículos es igual que el sistema de un radiador de coche y como el invento del radiador de coche es posterior al invento de los testículos...........,pues eso.
Sin más comentarios al respecto fuemos avanzando y dejamos las nubes abajo mientras contemplábamos todo el valle cubierto por un manto blanco.
El panorama era precioso. Podíamos ver Beriain entre nubes, todo el valle cubierto, al otro lado Aitzgorri, más lejos Udalatz y Anboto, etc. El paisaje era digno de contemplarse mientras subíamos por una ladera muy bonita.
Llegamos al Puerto de Lizarraga y de allí a la ermita de San Adrián.
Después de picar unos frutos secos y beber algo de agua continuamos el camino hacia los bosques de Urbasa.
El colorido de los árboles era muy bonito. El suelo totalmente cubierto de hojas caídas.
Ya estuvimos mirando con detalle pero no encontramos ninguna seta que mereciese la pena.
Esta vez no nos pudimos traer nada. Continuamos por los senderos y bosques de Urbasa hasta que llegamos a la cruz que hay en las campas de Gollano. Desde allí tomamos una pequeña desviación hacia una pista que nos llevó hasta Santa Marina.
En vista de la hora que era decidimos pararnos a comer en la zona. Nuestro menú de hoy ha consistido en lo siguiente:
- Abundante bivalvos gallegos a los finos aceites balsámicos.
- Frutos silvestres de la zona de Hernialde conservados en acetatos y acompañados por finos filetes de antxoa extinta.
- Testa de singularis porcus ibéricus y
- Carpaccio de pierna delantera de porcus oriundo de Emérita Augusta.
- Todo lo anterior bien regado por un tinto de la zona de Campo de Borja en el que se apreciaba su inestimable sabor a vainilla, algo de madera, cierto toque de garnacha y un imperceptible aroma a romero. En nariz acariciaba la pituitaria y evocaba los grandes vinos de la zona y en boca era una explosión de sabores que tardaremos en olvidar.
También pudimos apreciar otro caldo más fresco, con sabores a frutas, más jóven, menos hecho y con cierto handicap en su elaboración: Todavía se apreciaban los vestigios de su maceración carbónica. Todavía se apreciaba la aguja que le había dejado este tipo de maceración.
Después de todo lo anterior y para rematar esta espléndida comida tomamos un poco de café caliente acompañado con un poco de agua bendita.
Merece especial atención la cata del agua bendita citada, ya que denotaba aromas poco frecuentes y un poco especiales. De cualquier forma estaba espléndido.
Una vez recogido todo nos pusimos en marcha nuevamente con intención de bajar al pueblo y llegar al coche. El camino de bajada estaba un poco resbaladizo y merecía la pena hacerlo despacio y mirando dónde pisábamos. Poco a poco y confundiéndonos varias veces conseguimos llegar a un claro donde ya veíamos el pueblo, ya que nuestro problema era no bajar al pueblo de al lado. Al final ya llegamos a Bakaiku y nos dirigimos hacia la iglesia que era donde teníamos el coche. Después de acicalarnos un poco nos dirigimos rápidamente a la taberna para beber unas cañas con limón que estaban de vicio. Después de ésto nos pusimos en marcha con dirección a Donostia sin mayores problemas. Casi anocheciendo llegamos a nuestros respectivos domicilios.
Hemos comenzado a andar desde la iglesia de Bakaiku sobre las 8,45 horas y hemos vuelto al coche sobre las 17 horas.
La longitud del recorrido ha sido de 21,6 kms. con un desnivel acumulado en subida de 886 metros y de 907 metros en bajada.
Hemos estado en movimiento durante 6 horas y 2 minutos para hacer todo el recorrido a una media de 3,6 kms./hora.
El tiempo que hemos destinado a descansar en total ha sido de 2 horas y 12 minutos.
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