



Bueno, el caso es que nos hemos puesto en marcha debidamente equipados. El sendero era muy bueno ya que una gran parte del recorrido se hace por la GR-10 hasta Les Trois Fontaines. El camino es todo el tiempo en cuesta pero a un ritmo adecuado es muy llevadero. Al llegar al collado nos hemos parado unos minutos para beber agua y comer algunos frutos secos. Además hemos hecho inventario de las provisiones y estábamos muy bien surtidos, por lo que no había problema en este sentido. Juanma comenta que por los alrededores hay multitud de “cromlechs” y otros monumentos megalíticos, pero que es mejor que lo dejemos para otro momento. Continuamos la ascensión a los pocos minutos nos encontramos con un letrero que entre otras cosas indica que desde allí a la cima hay 55 minutos. ¡Qué precisión! He visto muchos letreros “gilipollas”, pero como éste.......,pocos. La vista es muy bonita y aunque el tiempo está bastante nublado las nubes son altas y se aprecia toda la costa con mucha nitidez. Vemos como llegan un par de trenes de turistas hacia la cima y nosotros seguimos a lo nuestro. A los pocos minutos llegamos a la estación del tren en la cima de Larun. Nos paramos unos minutos para contemplar el paisaje y en ese momento llegan los dos trenes atiborrados de turistas, niños, menos niños, etc. Todos tenían mucha prisa. No sé muy bien para qué. Después de contemplar el paisaje un rato más nos ponemos en marcha hacía abajo cogiendo por la pista que baja a Bera. A la altura de un pequeño collado nos desviamos a la derecha y nos internamos en un bosque ya que Juanma conocía una zona donde hay unas grabaciones, “esculturas”, escrituras, mosaicos, etc. Parece ser que todo ello era en homenaje a un antiguo presidente de la Federación de Pelota de Lapurdi o de todo Euskadi Norte, no sé. El autor podía acompañarle a Angulo en la quema del libro. Después de extasiarnos con las obras de arte contempladas, que por cierto estaban muy bien escondidas (creo que ya sé por qué), continuamos el camino y a los pocos minutos de salir del bosque nos encontramos con una “benta”. Además está abierta y hay gente. Juanma ya sabía de la existencia de la misma y por tanto ha sido el instigador de ir por este camino y llegar hasta la mencionada “benta”. ¡Bien hecho! En ese momento se nos ha olvidado el libro de Angulo. Ha llegado una “etxekoandre” majísima y le hemos pedido huevos fritos, jamón y patatas fritas. ¡Genial, delicioso! Antes que nos trajeran tan suculento menú hemos dado buena cuenta de unas “piparras” de Xanti con aceitunas y bonito. Todo ello acompañado con un buen txakolí de Joxean. ¡Buen aperitivo, redios! Después de dar buena cuenta de todos los huevos, las lonchas de jamón, las patatas fritas y la botella de Jumilla, nos han preparado un café de puchero de los de antes. ¡Todo cojonudo! Con la tripa un poco más llena y también con un poco más de alegría continuamos bajando. Por el camino vemos y oímos tormentas por todos lados. Vemos los rayos, oímos los truenos y también vemos la lluvia, pero afortunadamente no nos cae ni una gota. ¡Hemos tenido suerte! Al rato llegamos al punto de inicio donde Joxean se da un buen baño en un pozal de la “erreka” que está al lado del coche. En el fondo todos le miramos con un poco de envidia. Al poco rato de montarnos en el coche para volver empieza a caer agua como si no lo hubiese hecho nunca. Decidimos pararnos en Jaizubia para tomar un café o similar y hacer cuentas de los huevos. Al rato para un poco y volvemos al coche para regresar cada uno a su casa.
Ha sido otro día “cojonudo”, a pesar de las nubes y la lluvia. Uno más para la historia. Bueno chicos, hasta pronto y a ver si nos juntamos todos.
Hemos comenzado a andar sobre las 10:20 horas y terminado sobre las 15:30 horas. El desnivel acumulado en subida ha sido de unos 900 metros y la longitud del recorrido de 12 kilómetros, aproximádamente.
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