Foto de familia.

Foto de familia.
Ascensión a La Aguja Letour. Alpes franceses.

jueves, 23 de junio de 2011

(20110623) Ref Poqueira a Capileira.

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Barranco del Poqueira.

Bajando hacia Capileira.

Flores de la zona.

Más flores.

Acequia aprovechando los arroyos.

Cerca de un "cortijo".

El arroyo con un pequeño salto de agua.

El mismo un poco más cerca.

Uno de los numerosos puentes.

Seguimos barranco abajo.

Otra acequia.

Empezamos a notar que hay vegetación.

Otro puente.

Bajando hacia el pueblo.

Al fondo se aprecia la central eléctrica.

Acabando el sendero.

La Cebadilla.

La plaza de Capileira y su tilo centenario.

Al fondo del valle se aprecian otros pueblos como Pampaneira y Bubión.

Calles de Capileira.

Casas blancas y con flores.

Otro ejemplo.

Monumento al caminante.

Réplica del Toro de Guisando.

Volviendo al refugio.

Comienza a desaparecer la vegetación.

Una especie de fuente con muy poca agua.

La gata con botas del refugio de Poqueira.




Bueno, víspera de San Juan, tenemos que preparar algo para la noche y hacer una buena hoguera. Si es preciso quemamos un cortijo, que para eso somos de un barrio a menos de 100 kms. de Bilbao.
El día se presentaba como todos, cielo azul, temperatura agradable (a 2.500 metros). Desayunamos como de costumbre y nos pusimos en marcha en dirección a Capileira. La idea era conocer el barranco de Capileira por la parte del río Naute y por la tarde subir al refugio por el lado contrario del barranco, intentando que algún vehículo nos subiera por la pista el mayor tramo posible.
La bajada muy bonita y muy marcada, coincide con una PR de la zona. Al poco tiempo de pasar una borda de pastores (aquí le llaman cortijo), comenzamos a bajar al lado del río y entre bastante vegetación. Aprovechamos para sacar unas cuantas fotos de las flores del camino.
El paisaje era muy bonito y comenzamos a ver, primero arbustos y luego árboles, cosa que en cotas superiores a los 2.000 metros era algo inimaginable.
Entre el susurro del río, que de vez en cuando se convertía en estruendo por los saltos, las flores y el sendero, poco a poco conseguimos llegar hasta la zona de la central eléctrica del Poqueira.
Para entonces habíamos bajado más de 1.000 metros y el Cojo de Alburquerque estaba hasta el moño del descenso, de alguna que otra ampolla que había brotado entre sus dedos (la difícil postura que tenía que poner para preservar la rodilla, hacía que le doliesen cosas que ni se había dado cuenta que tenía), del calor que comenzaba a hacer a medida que bajábamos a la civilización y, sobre todo, que llevábamos unos cuantos días a buen "tute".
Una vez en la pista y después de beber agua y comer algo, nos pusimos nuevamente en marcha hacia el pueblo. Según bajábamos comenzamos a cruzarnos con coches y al cabo de un rato vemos que detrás nuestro llega un Honda todo terreno que nos enciende las luces. Le hacemos gestos para que parase y nos encontramos con el amigo Jorge, el del refugio. Nos subimos a su coche y bajamos el resto de la desagradable pista hasta el pueblo.
Nos dijo que se iba a Málaga, ya que tenía unas cuantas cosas pendientes y las quería resolver.
Sólo le faltaba un título nobiliario (si no lo tiene) para ser el auténtico vividor.
!Lo que se dice un artista, vaya¡
Una vez en el pueblo nos sentamos en una terraza de la plaza principal para tomar algo fresco y después dimos unas vueltas al pueblo para conocerlo un poco.
Calles estrechas y en cuesta, suelo empedrado, todas las casas típicas y pintadas de blanco. Antiguamente fue un pueblo que vivía del campo, pero después de declarar Parque Natural y más tarde Parque Nacional a Sierra Nevada, se dedicaron totalmente al turismo, por lo que abundan las tiendas de artesanía, los bares, pequeños hoteles, casas rurales, restaurantes, etc.
El pueblo está muy bien y se asoma a un mirador que da al fondo del barranco donde se pueden ver otros pueblos como Bubión, Pampaneira, etc.
Después de realizar algunas gestiones para que un albañil, que además ejercía de taxista, nos subiese todo lo posible en dirección al refugio, nos dispusimos a comer algo en la plaza del pueblo, en un bar que se llama El Tilo y justo debajo de un tilo centenario, por lo que nos encontrábamos totalmente tranquilos (posiblemente por el efecto de la tila).
Después de comer a la hora concertada nos pusimos en marcha con el vehículo del albañil que nos subió hasta la zona del puesto del guarda del parque, también llamado Hoya del Portillo, que no nos pudo atender en ese momento ya que estaba muy ocupado. (Se estaba echando una siesta de mil pares y no se despertó ni con varios toques de bocina del coche).
Detrás del puesto del guarda subía un sendero que conducía hasta el refugio, que es el que tomaron el resto de componentes del grupo, pero el Cojo de Alburquerque negoció con el albañil la subida total hasta el refugio, ya que un poco más tarde tenía que volver a subir para hacer un presupuesto.
Para evitar problemas con el guarda, sigue un tramo pista adelante y yo te recogeré por el camino dentro de un par de horas, me dijo.
Tengo que hacer un par de cosas en el pueblo y como muy tarde sobre las seis te recojo, me dijo.
Seguí pista arriba hasta encontrar una buena zona de sombra fuera de la vista de los guardas del parque. Me acomodé, bebí un poco de agua, tuve tiempo de leer todo un periódico, hacer su autodefinido, su sudoku, el crucigrama, las siete diferencias, el jeroglífico, la partida de ajedrez, etc., etc. En ese momento me acordaba........., como muy tarde a las seis te recojo.
Se me acabó el agua, por lo que no tuve más remedio que seguir subiendo por la pista hasta encontrar algo de agua. Me costó unos dos kilómetros de pista, pero la encontré. Bebí, llené la cantimplora y volví al tema del periódico por si me había dejado algún canto sin mirar, pero no. Pasaba el tiempo y las seis hacía mucho tiempo que habían sido. Tomé el móvil y............., no había cobertura. Otra vez en marcha pista arriba, con un sol de justicia, sin sombra y sin cobertura. Después de un par de kilómetros más veo que hay algo de señal.
Llamo al amigo albañil y tarda en contestarme. Vuelvo a llamar y al final se pone. Eran las 18,45 horas.
!Oye, Jose¡ ¿Queeeeeeé?
!Perdona, pisha¡ Se me ha hecho tarde, pero estoy en camino.
El tema me sonó a excusa de la buena, pero sobre todo lo que más me preocupó es que no estaba ni de camino ni de nada.
Bueno, recogí la mochila y me puse en camino nuevamente hacía arriba. El sol era justiciero, no había ningún tipo de sombra, los pinos habían desaparecido y mientras tanto seguía pensando que las excusas de los trabajadores autónomos son siempre las mismas, no importa la zona donde te encuentres ni la circunstancia y además es lo mismo que sea albañil o fontanero, es imposible que un trabajador autónomo cumpla un compromiso o una palabra dada, forma parte de su idiosincrasia.
Mientras caminaba seguía pensando en llamar al 112 y que le den "dos duros" a la "junta". Me faltaba bastante poco para llegar a la zona del Alto del Chorrilo cuando recibo una llamada del famoso Jose. Preguntaba que a ver dónde estaba, que había pasado la barrera y no me veía.
Le dije que continuase pista arriba y que si procuraba no atropellarme ya me vería. Eran las 19,45 horas.
Al final le veo como sube con su todo terreno con matrícula inglesa (esa es otra) y al llegar a mi altura veo que sigue adelante, por lo que no me había visto. Le tuve que gritar y al final se paró, pero veinte metros más arriba. Me dice que no me había visto. Estaba en su coche con su hija pequeña, su mujer embarazada y una perra tipo boxer de un año de edad.
!Dice que no me ha visto¡ No hay árboles en 500 metros a la redonda, es una pista solitaria y perdida entre las Alpujarras y Sierra Nevada, además la pista va haciendo zig zag para ganar terreno y va el albañil y me dice: !!!!!No te he visto¡¡¡¡¡
En aquel momento me sentí el hombre invisible.
Después de unas cuantas paradas más por el camino para que la perra bebiese agua, para que corriese un poco ya que lleva un par de horas encerrada, etc., llegamos al refugio y eran más de las 20 horas.
Con un cabreo de mil diablos, me ducho, me cambio de ropa, me lamo las heridas y bajo a relajarme un poco. Ha llegado más gente al refugio, por una parte un grupo de la ONCE y por otro unos alumnos con sus profesores.
Nos hemos cambiado de habitación para poder seguir estando solos, lo que es un alivio.
Poco a poco el cabreo desaparece y da comienzo la cena que resulta bastante apetitosa.
Después de la cena (ese día fue una hora más tarde) salimos para comprobar si había alguna hoguera, pero parece ser que la gente no estaba por la labor, aunque yo ya le hubiese dado fuego a algún todo terreno con matrícula inglesa que estaba por los alrededores.
Sin mayores incidencias nos fuimos a nuestros catres, pensando que mañana era el día de vuelta y teníamos la incertidumbre del tema de la nieve.
Total, por la noche concierto de tuba, como siempre.


Salimos del refugio sobre las 8,15 horas y llegamos a Capileira sobre las 13 horas.
El tiempo efectivo utilizado en la travesía ha sido de unas 3 horas y 30 minutos a una media de 4 kms./hora.
El tiempo dedicado a "hamaiketako", fotos, descansos, etc., ha sido de 1 hora y 15 minutos.
El desnivel acumulado en ascenso ha sido de unos 220 metros y en descenso de unos 1.270 metros.
La longitud total de la travesía ha sido de unos 13,7 kms.

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