Foto de familia.

Foto de familia.
Ascensión a La Aguja Letour. Alpes franceses.

sábado, 25 de junio de 2011

(20110625) Desde Albergue Universitario a Torrevieja, pasando por Lorca.

Bajando a Granada. En un mirador.


Material fósil de Sierra Nevada.

Torrevieja.

Una de las playas de Torrevieja.

Bajando a la playa por parejas.

¿Varado o encallado?

Puesta de sol, poco antes de dirigirnos al bar de la ukraniana.

Podía con todos.

Un buen masaje en la playa.

Fin al día de playa.

Fomentando la dieta Dunkan.

Comprando en el interior del galeón.

Zonas de la oficialidad.

Mascarón de proa.

Comedor de oficiales.

Última cena en Torrevieja.




Después de los sufrimientos de las grandes cumbres y con ánimo de relajarnos un poco en el Mediterráneo, decidimos llegar a Torrevieja aprovechando la casa de uno de los componentes del grupo, que desde aquí hacemos llegar nuestro agradecimiento por su hospitalidad y buen hacer, tanto en el plano de guía turístico como en el de gastronómico.
Después de varias discusiones (como siempre) sobre la mejor ruta para llegar a Torrevieja, optamos por la que nos dijo el GPS del coche.
Desde casa teníamos dos rutas sacadas de Vía Michelin, también un buen mapa de carreteras, muchas indicaciones sobre la más conveniente y al final........................
!Pasamos olímpicamente de todas y dejamos que decidiera el GPS del coche, que lo único que controla bien son las rotondas¡
!Sublime¡ !Digno de nosotros¡ Cuantos más elementos tenemos, más los ignoramos.
Al final llegamos y nuestra primera intención, después de dejar las mochilas y demás en casa, era la de tomar un aperitivo e irnos a comer a un sitio recomendado por el anfitrión.
La comida resultó de lujo, compartimos varios platos e incluso al final nos regalaron un plato de paella.
Todos los sudores y las penurias de las cumbres, así como los kilos que habíamos perdido en las cuestas, los estábamos recuperando a marchas forzadas.
Después de tan buena comida y teniendo en cuenta el calor que hacía, se impuso una buena siesta.
Sobre las siete de la tarde y ya en mejores condiciones, con el traje de baño y la toalla en la mano nos dirigimos a la playa con intención de darnos un baño.
El agua estaba buena, pero como para tomársela, se notaba la temperatura del Mediterráneo.
Después de unos buenos chapuzones salimos de la playa y nos dirigimos a la zona de paseo y la de las cervezas.
Nos metimos en el bar de la rusa o ukraniana (no me acuerdo) y allí mismo, después de un par de cervezas nos dedicamos a picar algo para posteriormente dirigirnos a casa a dormir.

Al día siguiente la intención era ir a una playa determinada que conocía el anfitrión y que debía estar por Guardamar o algo así.
Nos levantamos sin prisas y después de tomar algo de fruta para desayunar y un buen zumo frío, nos pusimos en marcha hacia la playa.
Llegamos sobre las 10 de la mañana y parece ser que a esa hora las playas no están ni puestas, apenas había gente y se estaba muy bien.
Alquilamos un par de tumbonas y una sombrilla, que si sumamos con la que habíamos traído teníamos sombra para vender.
Estábamos tranquilamente con el periódico, baño, sol, etc., y de pronto apareció una chica china que decía hacía masajes.
Sin dudarlo mucho, convencimos a uno del grupo para que le diese un masaje y de paso los demás comprobábamos cómo lo hacía y si nos parecía bien..............., nos apuntábamos al carro.
La verdad es que estuvo 2o minutos y el masaje de espalda, brazos, nuca, etc., fue exhaustivo y contundente, por lo que el resto del grupo se fue apuntando a medida que acababa.
Ya mucho más relajados, bien bañados y con bastante calor, decidimos dar por concluida la sesión de baño y dirigirnos a tomar el aperitivo y posteriormente comer en el mismo restaurante del día anterior.
!Genial y sensacional¡
La gente del restaurante muy amable, la comida muy rica y el precio razonable.
¿Qué más se puede pedir?
Por supuesto después de la comida rápidamente a una buena siesta, para sobre las 19,30 horas ducharnos, acicalarnos y dar unas vueltas por una especie de paseo marítimo en el que paseaba mucha gente.
A una hora prudencial el anfitrión nos condujo al restaurante que iba a ser el de nuestra última cena. Tenía las paredes exteriores como si fuese un barco de época, podía ser un galeón o similar ya que estaba muy bien la parte de popa y en el interior su decoración era totalmente marinera.
!Muy bonito¡
Desgraciadamente la cocina y el trato no acompañaban al aspecto del restaurante.
De cualquier forma estuvimos muy a gusto cenando, el entorno era muy bonito y la compañía mejor.
Después de un poco de café y algo de agua bendita a discreción, nos dirigimos a casa con intención de dormir ya que al día siguiente teníamos que levantarnos temprano para regresar a casa.

viernes, 24 de junio de 2011

(20110624) Ref Poqueira-Lagunas de rio Seco-Carihuela-Albergue universitario.

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Iniciando la última etapa.

Buen tiempo, bonitas vistas, algo de nieve.

El río Seco.

Todavía tuvimos que pisar nieve.


Los Raspones del Río Seco.

Lagunas de Río Seco.

Otra de ellas.

Posando para la revista.

Llegando a la pista.

Un pequeño descanso.

Un vistazo en el collado.

Al fondo se aprecia el Veleta.

Somos como unos puntitos en la nieve.

No hay más remedio que seguir cruzando neveros.

El Veleta un poco más cerca.

Bonita pose para la posteridad.

Refugio de la Carihuela.


Unos andando y otros con bici.

Los observatorios de Pradollano.

¿Kairn?

Las Posiciones del Veleta.

Cerca del altar de Edurnetxo.

Llegando al albergue.



El día anterior por la noche nos habíamos despedido de los/las encargados del refugio, pagamos la cuenta y al día siguiente únicamente teníamos que desayunar, recoger todo e iniciar la última etapa hasta Pradollano.
Teníamos un poco de inquietud ya que no sabíamos cómo estaría el terreno por la nieve, pero esta vez teníamos ventaja:

Sabíamos muy claro por dónde pensábamos volver.
Nos pusimos en marcha con muy buen tiempo, cielo azul, temperatura agradable, etc., es decir, como siempre. Nuestra intención era llegar a la pista por la zona de río Seco y desde allí a la Carihuela.

El día anterior en el refugio cenamos junto con un inglés que estaba dando vueltas por la zona. Era mayor pero tenía buen aspecto y parecía en muy buena forma.
Pues bien, nos lo encontramos en el camino ya que parecía querer ir al Mulhacen a través de la zona de río Seco. Volvimos a encontrarle en la pista y vimos que llevaba un buen ritmo. Nos pusimos a hablar con él un rato y nos comentó que era de Londres pero vivía en Mijas y que tenía 71 años y por lo que vimos, una forma física espléndida.
Sinceramente, éste era un inglés que sabía disfrutar de la vida.
Desde la pista, seguimos el camino pasando por el collado del Lobo para al final llegar al último tramo anterior al collado y refugio de la Carihuela.
Hasta ahora habíamos tenido que cruzar algunos neveros pero sin dificultad, pero en esa última zona había mucha nieve y la ladera estaba bastante más inclinada.
Un poco antes de comenzar a cruzar la nieve vimos en el suelo una especie de maletas y un saco.
Nos pareció un equipaje un tanto extraño, pero bueno, no nos preocupó demasiado.
Al rato nos cruzamos con un chico que tenía un casco de ciclista y entonces nos dimos cuenta que se trataban de las alforjas de la bici. Con la cantidad de nieve que había no pudieron pasar con todo y cruzaron primero las bicis y después las alforjas.
Desde luego estaban en una forma magnífica ya que con bici o con alforjas, nos adelantaron varias veces.
Al final llegamos todos a la altura del refugio y después de comer algo y beber agua estuvimos de charla con los ciclistas. Se trataba de dos chicos jóvenes, uno de París y el otro de Lezze que estaban haciendo una travesía con sus bicis y pensaban bajar ese mismo día a Granada.
Llegaron a subir las bicis al tejado del refugio para poder sacarse una foto.
Desde luego, no tenían "pinta" de estar muy cansados.
Nos despedimos de ellos y continuamos camino hacia el albergue, que aunque se veía a lo lejos todavía nos faltaba un buen tramo.
Poco a poco continuamos bajando y pisando algo de nieve hasta que llegamos a la zona del altar de la Virgen de las Nieves y desde allí al albergue.
Lo primero que hicimos al llegar fue quitarnos las botas y sentarnos en la terraza para tomarnos unas jarras de cerveza con limón.
En eso estábamos cuando nos vemos interpelados por una señora, que dijo era francesa de Biarritz y estaba tomándose una copa y fumándose un puro.
De pronto comenzó una pequeña conversación un tanto insulsa, pero al cabo de unos minutos nos estaba contando la vida de su padre, desde la perspectiva de unos terrenos que tuvo en Normandía en la segunda guerra mundial, hasta nuestros días.
Llegó un momento que nos miramos en silencio y decidimos hablar entre nosotros aunque fuese del tiempo.
!!Vaya "chapa"¡¡
¿Qué hacemos para que nos toque, casi siempre, algo así?
Acabamos las cervezas y nos fuimos volando a nuestras habitaciones a ducharnos y ponernos un poco más presentables.
Después de dar unas vueltas por los alrededores, mientras esperábamos la hora de la cena, nos dirigimos al comedor y dimos buena cuenta de lo que nos pusieron delante. Después de otra vuelta por la calle y contemplar el atardecer, nos dirigimos directamente a nuestros respectivos "catres", hasta el día siguiente.
En esta última etapa salimos del refugio en el horario habitual, es decir, sobre las 8,15 horas y llegamos al albergue sobre las 16 horas.
El tiempo efectivo empleado ha sido de unas 6 horas a una media de 2,4 kms./hora.
El tiempo dedicado a descansos, "hamaiketako", fotos, etc., ha sido de 1 hora y 45 minutos.
El desnivel acumulado tanto en ascenso como en descenso ha sido de unos 750 metros.
La longitud total de la etapa ha sido de unos 14,3 kms.

jueves, 23 de junio de 2011

(20110623) Ref Poqueira a Capileira.

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Barranco del Poqueira.

Bajando hacia Capileira.

Flores de la zona.

Más flores.

Acequia aprovechando los arroyos.

Cerca de un "cortijo".

El arroyo con un pequeño salto de agua.

El mismo un poco más cerca.

Uno de los numerosos puentes.

Seguimos barranco abajo.

Otra acequia.

Empezamos a notar que hay vegetación.

Otro puente.

Bajando hacia el pueblo.

Al fondo se aprecia la central eléctrica.

Acabando el sendero.

La Cebadilla.

La plaza de Capileira y su tilo centenario.

Al fondo del valle se aprecian otros pueblos como Pampaneira y Bubión.

Calles de Capileira.

Casas blancas y con flores.

Otro ejemplo.

Monumento al caminante.

Réplica del Toro de Guisando.

Volviendo al refugio.

Comienza a desaparecer la vegetación.

Una especie de fuente con muy poca agua.

La gata con botas del refugio de Poqueira.




Bueno, víspera de San Juan, tenemos que preparar algo para la noche y hacer una buena hoguera. Si es preciso quemamos un cortijo, que para eso somos de un barrio a menos de 100 kms. de Bilbao.
El día se presentaba como todos, cielo azul, temperatura agradable (a 2.500 metros). Desayunamos como de costumbre y nos pusimos en marcha en dirección a Capileira. La idea era conocer el barranco de Capileira por la parte del río Naute y por la tarde subir al refugio por el lado contrario del barranco, intentando que algún vehículo nos subiera por la pista el mayor tramo posible.
La bajada muy bonita y muy marcada, coincide con una PR de la zona. Al poco tiempo de pasar una borda de pastores (aquí le llaman cortijo), comenzamos a bajar al lado del río y entre bastante vegetación. Aprovechamos para sacar unas cuantas fotos de las flores del camino.
El paisaje era muy bonito y comenzamos a ver, primero arbustos y luego árboles, cosa que en cotas superiores a los 2.000 metros era algo inimaginable.
Entre el susurro del río, que de vez en cuando se convertía en estruendo por los saltos, las flores y el sendero, poco a poco conseguimos llegar hasta la zona de la central eléctrica del Poqueira.
Para entonces habíamos bajado más de 1.000 metros y el Cojo de Alburquerque estaba hasta el moño del descenso, de alguna que otra ampolla que había brotado entre sus dedos (la difícil postura que tenía que poner para preservar la rodilla, hacía que le doliesen cosas que ni se había dado cuenta que tenía), del calor que comenzaba a hacer a medida que bajábamos a la civilización y, sobre todo, que llevábamos unos cuantos días a buen "tute".
Una vez en la pista y después de beber agua y comer algo, nos pusimos nuevamente en marcha hacia el pueblo. Según bajábamos comenzamos a cruzarnos con coches y al cabo de un rato vemos que detrás nuestro llega un Honda todo terreno que nos enciende las luces. Le hacemos gestos para que parase y nos encontramos con el amigo Jorge, el del refugio. Nos subimos a su coche y bajamos el resto de la desagradable pista hasta el pueblo.
Nos dijo que se iba a Málaga, ya que tenía unas cuantas cosas pendientes y las quería resolver.
Sólo le faltaba un título nobiliario (si no lo tiene) para ser el auténtico vividor.
!Lo que se dice un artista, vaya¡
Una vez en el pueblo nos sentamos en una terraza de la plaza principal para tomar algo fresco y después dimos unas vueltas al pueblo para conocerlo un poco.
Calles estrechas y en cuesta, suelo empedrado, todas las casas típicas y pintadas de blanco. Antiguamente fue un pueblo que vivía del campo, pero después de declarar Parque Natural y más tarde Parque Nacional a Sierra Nevada, se dedicaron totalmente al turismo, por lo que abundan las tiendas de artesanía, los bares, pequeños hoteles, casas rurales, restaurantes, etc.
El pueblo está muy bien y se asoma a un mirador que da al fondo del barranco donde se pueden ver otros pueblos como Bubión, Pampaneira, etc.
Después de realizar algunas gestiones para que un albañil, que además ejercía de taxista, nos subiese todo lo posible en dirección al refugio, nos dispusimos a comer algo en la plaza del pueblo, en un bar que se llama El Tilo y justo debajo de un tilo centenario, por lo que nos encontrábamos totalmente tranquilos (posiblemente por el efecto de la tila).
Después de comer a la hora concertada nos pusimos en marcha con el vehículo del albañil que nos subió hasta la zona del puesto del guarda del parque, también llamado Hoya del Portillo, que no nos pudo atender en ese momento ya que estaba muy ocupado. (Se estaba echando una siesta de mil pares y no se despertó ni con varios toques de bocina del coche).
Detrás del puesto del guarda subía un sendero que conducía hasta el refugio, que es el que tomaron el resto de componentes del grupo, pero el Cojo de Alburquerque negoció con el albañil la subida total hasta el refugio, ya que un poco más tarde tenía que volver a subir para hacer un presupuesto.
Para evitar problemas con el guarda, sigue un tramo pista adelante y yo te recogeré por el camino dentro de un par de horas, me dijo.
Tengo que hacer un par de cosas en el pueblo y como muy tarde sobre las seis te recojo, me dijo.
Seguí pista arriba hasta encontrar una buena zona de sombra fuera de la vista de los guardas del parque. Me acomodé, bebí un poco de agua, tuve tiempo de leer todo un periódico, hacer su autodefinido, su sudoku, el crucigrama, las siete diferencias, el jeroglífico, la partida de ajedrez, etc., etc. En ese momento me acordaba........., como muy tarde a las seis te recojo.
Se me acabó el agua, por lo que no tuve más remedio que seguir subiendo por la pista hasta encontrar algo de agua. Me costó unos dos kilómetros de pista, pero la encontré. Bebí, llené la cantimplora y volví al tema del periódico por si me había dejado algún canto sin mirar, pero no. Pasaba el tiempo y las seis hacía mucho tiempo que habían sido. Tomé el móvil y............., no había cobertura. Otra vez en marcha pista arriba, con un sol de justicia, sin sombra y sin cobertura. Después de un par de kilómetros más veo que hay algo de señal.
Llamo al amigo albañil y tarda en contestarme. Vuelvo a llamar y al final se pone. Eran las 18,45 horas.
!Oye, Jose¡ ¿Queeeeeeé?
!Perdona, pisha¡ Se me ha hecho tarde, pero estoy en camino.
El tema me sonó a excusa de la buena, pero sobre todo lo que más me preocupó es que no estaba ni de camino ni de nada.
Bueno, recogí la mochila y me puse en camino nuevamente hacía arriba. El sol era justiciero, no había ningún tipo de sombra, los pinos habían desaparecido y mientras tanto seguía pensando que las excusas de los trabajadores autónomos son siempre las mismas, no importa la zona donde te encuentres ni la circunstancia y además es lo mismo que sea albañil o fontanero, es imposible que un trabajador autónomo cumpla un compromiso o una palabra dada, forma parte de su idiosincrasia.
Mientras caminaba seguía pensando en llamar al 112 y que le den "dos duros" a la "junta". Me faltaba bastante poco para llegar a la zona del Alto del Chorrilo cuando recibo una llamada del famoso Jose. Preguntaba que a ver dónde estaba, que había pasado la barrera y no me veía.
Le dije que continuase pista arriba y que si procuraba no atropellarme ya me vería. Eran las 19,45 horas.
Al final le veo como sube con su todo terreno con matrícula inglesa (esa es otra) y al llegar a mi altura veo que sigue adelante, por lo que no me había visto. Le tuve que gritar y al final se paró, pero veinte metros más arriba. Me dice que no me había visto. Estaba en su coche con su hija pequeña, su mujer embarazada y una perra tipo boxer de un año de edad.
!Dice que no me ha visto¡ No hay árboles en 500 metros a la redonda, es una pista solitaria y perdida entre las Alpujarras y Sierra Nevada, además la pista va haciendo zig zag para ganar terreno y va el albañil y me dice: !!!!!No te he visto¡¡¡¡¡
En aquel momento me sentí el hombre invisible.
Después de unas cuantas paradas más por el camino para que la perra bebiese agua, para que corriese un poco ya que lleva un par de horas encerrada, etc., llegamos al refugio y eran más de las 20 horas.
Con un cabreo de mil diablos, me ducho, me cambio de ropa, me lamo las heridas y bajo a relajarme un poco. Ha llegado más gente al refugio, por una parte un grupo de la ONCE y por otro unos alumnos con sus profesores.
Nos hemos cambiado de habitación para poder seguir estando solos, lo que es un alivio.
Poco a poco el cabreo desaparece y da comienzo la cena que resulta bastante apetitosa.
Después de la cena (ese día fue una hora más tarde) salimos para comprobar si había alguna hoguera, pero parece ser que la gente no estaba por la labor, aunque yo ya le hubiese dado fuego a algún todo terreno con matrícula inglesa que estaba por los alrededores.
Sin mayores incidencias nos fuimos a nuestros catres, pensando que mañana era el día de vuelta y teníamos la incertidumbre del tema de la nieve.
Total, por la noche concierto de tuba, como siempre.


Salimos del refugio sobre las 8,15 horas y llegamos a Capileira sobre las 13 horas.
El tiempo efectivo utilizado en la travesía ha sido de unas 3 horas y 30 minutos a una media de 4 kms./hora.
El tiempo dedicado a "hamaiketako", fotos, descansos, etc., ha sido de 1 hora y 15 minutos.
El desnivel acumulado en ascenso ha sido de unos 220 metros y en descenso de unos 1.270 metros.
La longitud total de la travesía ha sido de unos 13,7 kms.